Por: Andrea Nudding
Hoy en día, en una sociedad sumamente competitiva, las empresas han comenzado a cambiar sus objetivos y enfoques, no sólo con la intención de productividad y capacidad, sino también para la mejora y dignificación de sus recursos humanos, como parte importante en la clave del éxito organizacional.
La apuesta que las empresas más vanguardistas han optado ha sido prestar especial atención a su ambiente y clima laboral, con la intención de mejorar las condiciones, tratos, salarios –económicos y emocionales–, incrementar la permanencia y la fidelidad corporativa, de manera que el capital humano deje de apreciarse como un recurso claramente prescindible y reemplazable, para mirarse como pieza importante de la empresa, como un integrante al desarrollo organizacional de la compañía.
La cuestión es si todos estos recursos, proyectos y atenciones realmente tienen algún efecto positivo en los balances finales de las empresas.
En proyecciones y estadísticas que se han realizado en los últimos años, y con la intervención y cambio de esquema que trajo la pandemia por COVID 19, los resultados han arrojado que los candidatos y empleados han buscado la preparación profesional, la remuneración económica apropiada y el trato justo al saberse como lo que son: un recurso humano, y no un elemento más fácilmente confundible con escritorios.
Al presentarse este cambio tan radical en la sociedad, sobre todo en la juventud y los adultos jóvenes, que son quienes forman el mayor porcentaje de fuerza laboral en nuestro país, México, las empresas han tenido que reestructurar sus filosofías organizacionales, y crear más que ofertas atractivas, salarios invariables y prestaciones base disfrazadas de novedosas, sino que han tenido que considerar en otorgar a todos sus empleados una mayor calidad de vida laboral, con el fin de aprovechar habilidades, tanto como profesionales, como las intangibles; conocimientos y personalidades que aportan a la empresa mayores oportunidades de crecimiento.
Lo cierto es que la empresa que prefiere continuar con un esquema antiguo y descalificar su capital humano como elementos fácilmente reemplazables, sufrirá el mal del caos organizacional, representado en pérdidas importantes en material de Recursos Humanos, Reclutamiento y Capacitaciones, sin mencionar los efectos negativos en cadena que estos movimientos representan en la productividad, capacidad y resultados financieros que traen consigo.
Finalmente, es importante mencionar que las empresas, además de seguir creciendo su capital humano y considerarlo valioso, parte de este progreso y mejora abarca la inclusión de profesionales en el ámbito, de manera que la empresa pueda solventar las deficiencias e incrementar sus alcances corporativos.
Sin lugar a dudas, hoy en día, la especial atención por mejorar la calidad en el capital humano es la clave del éxito para cualquier empresa constituida por más de un empleado, es decir, todas lo necesitan.
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